%201.jpg){kind=small}
GIVENCHY PRIMAVERA VERANO 2018
Por Dara Tatnai Zamora Gutiérrez
Una propuesta que generó altas expectativas y es que si algo se reconoce a Givenchy es la manera tan natural en la que maneja la elegancia, pero en esta ocasión su colección Primavera/Verano nos mostró la otra cara de la moneda, esa sin la complejidad de ejecución en las prendas, y en su lugar nos dio algo más realista.
Se abre la pasarela con aires militares, acompañados con una bolsa a la cintura, aquella que solo le cabe tu lipstick pero que nos enamora y se vuelve objeto de deseo.
En esta ocasión la silueta se alejó de lo ostentoso y concentro en lo natural y la fluidez, en el porte adecuado de las prendas. Así, nos muestra outfits con minifaldas, faldas con largos irregulares, vestidos de gran amplitud y playeras con botones. La mayor parte del trabajo conceptual radica en los hombros.
Las miradas se volcaron a los olanes, algo que hizo sobresalir a los outfits. La piel y las telas brillantes también se vieron en pasarela. Los colores predilectos por esta marca son cuatro: Azul, rojo, blaco y negro, poca variante, ni siquiera en tonalidad pero con la combinación protagónica del rojo con azul. En el lado del estampado vemos leopard print, prints de labios en metálicos y algunas plumas.
Siguiendo la tendencia de presentar las propuestas femeninas y varoniles en la misma pasarela, se llega a sentir que esta vez Givenchy entiende mejor al caballero, ya que se adapta al estilo del hombre contemporáneo interesado en la moda, pero que aún quiere lucir normal y sin tanto adorno que le robe lo pulcro.
Al ritmo de la música, que se volvía más sensual, las prendas cambiaron su estética a vestidos para noche, algo esperado para cerrar tal pasarela, estos ya con un mayor trabajo en la tela y unos cuantos guiños a lo que Tisci nos contó era Givenchy.
